Según una de las más prestigiosas pronosticadoras de tendencias, Li Edelkoort. En la próxima década dice que nos preocuparemos menos por la ropa perfecta que por un mundo más justo
Fuente: The Guardian - Por Hannah Marriott - Enero 2020,El País, 2016, It
Li Edelkoort, es una de las coolhunters o pronosticadoras de tendencias más importantes del mundo, es apreciada por las marcas por su capacidad de predecir los deseos de los clientes. En la próxima década dice que nos preocuparemos menos por la ropa perfecta que por un mundo más justo. Se volvió viral en 2015 con la publicación de su manifesto “Anti_Fashion” que declaraba de forma contundente que “el sistema de la moda estaba obsoleto”, que se había convertido en una parodia patética de si misma y que nos encontrábamos ante el fin de la moda tal y como hasta ahora la habíamos concebido.
La holandesa de 69 años es la adivina más conocida de la moda, una mujer que ha pasado más de cuatro décadas ayudando a marcas como Prada, Zara y Coca-Cola a anticiparse al deseo de los clientes y figura regularmente entre las personas más influyentes en el mundo de la moda y el diseño. También es decana de la prestigiosa escuela de moda de Nueva York, la Parsons School of Design y curadora (una de las exposiciones recientes fue una instalación en Tokio en la que se colocaron dispositivos electrónicos de Google entre los artículos de hogar artesanales).
Cuando Lidewij - o Li - Edelkoort comenzó su carrera como pronosticadora de tendencias hace 45 años, la gente pensó que su trabajo era "brujería", dice ella. "Los hombres se reían. Pero me he ganado el respeto", dice, "porque he tenido razón muchas veces".
Nunca ha errado, dice, entre otras cosas porque sus predicciones "no son mi invención". "Sólo lo recojo y lo transmito. No es una profesión creativa. Es más analítica". Lo que ella admitirá es que ocasionalmente calcula mal el "volumen" de una tendencia. Después de ver los "leggings" utilizados por los carteros de la ciudad de Nueva York a finales de los 80, por ejemplo, "Pensé, eso es genial - será una tendencia". Poco sabía que se convertiría en un negocio de mil millones de dólares".
Tras la muerte de la moda imagina un futuro donde las personas crearán y compartirán sus propias prendas. “La posesión ya no tiene sentido” augura, “la sociedad actual se basa en el intercambio, las nuevas economías, y el trabajo en equipo y en grupo”. Los jóvenes alquilarán, dejarán, transformaran y encontrarán las prendas en la calle. “La moda ha perdido a sus consumidores y no los recuperará”. ¿Y después qué? Llega el momento de las prendas. Y la costura y el nuevo lujo, más pausado, sofisticado y para unos pocos, ocupará el lugar dejado por la moda. El hecho de que algunas firmas hayan cerrado sus divisiones de prèt-à-porter para concentrarse en la alta costura confirma la tendencia.
Sólo hay que mirar los cierres de marcas de primera línea como Barneys para ver que la gente está harta de la moda.. "Ya no es atractivo para la gente encontrar lo mismo en cada esquina. El consumidor ya no ve el sentido", dice. "¡Despierten, gente!"
Pero no todo son quejas. Edelkoort ve este momento como una oportunidad para “inventar nuevas ideas” y enfocar el futuro con nuevas miradas.
¿Que tendencias pronostica para la próxima década?
En líneas generales anticipa
" el paso de una economía de mercado a una economía compartida "
" el resurgir de una nueva era industrial con un nuevo ritmo de producción. La nueva generación prefiere crear productos bellos y locales. Es el inicio de una nueva revolución, más positiva, que anuncia una sociedad mejor".
En particular ve las siguientes tendencias a venir:
Bibliotecas
Las bibliotecas "empezarán a prestar ropa, ofrecerán conferencias y cursos de escritura, y organizarán exposiciones y conciertos", dice Edelkoort. Cree que se convertirán en "los epicentros de las pequeñas ciudades y aldeas", gestionadas en parte por voluntarios de la comunidad a cambio del acceso. En Tokio, dice, ya existen "hermosas" bibliotecas donde la gente trabaja y cena junta. En su opinión, ésta será una de las muchas "iniciativas sociales que nos reunirán", en respuesta al "peligroso" estado de desconexión actual.
Colores apagados
Nuestro ojo para el color cambiará a medida que los tintes naturales - como los que se hacen con cebollas y aguacates - se conviertan en la norma. Sus colores son menos saturados, "más tenues y melancólicos". Del mismo modo, las telas más sostenibles, como las hechas de ortiga y algas, se volverán populares.
Moda "no fashion".
Edelkoort cree que las formas de ropa de trabajo "probadas y funcionales" serán populares en la década de 2020. "Nos retiraremos, después de toda esta novedad, posiblemente en algo más sensato y pragmático", dice.
Vestidos románticos
Todavía habrá "una necesidad de vestidos románticos - ligeramente de cintura alta; una necesidad de volumen". Edelkoort cita a la diseñadora irlandesa Simone Rocha como alguien que "ahora está recibiendo grandes aclamaciones". Esa silueta es, según ella, "seductora" y anima a "dar un paso más de baile".
Vergüenza de volar
En la próxima década, volaremos una décima parte de lo que lo hacemos hoy en día, dice Edelkoort. En los países escandinavos, dice, la gente rica ya está vendiendo sus casas en el extranjero en lugar de enfrentarse a la desaprobación de sus amigos en sus vuelos regulares. Recientemente, KLM aconsejó a los clientes que volaran menos. Los viajes en tren, cree ella, despegarán en su lugar. Sostiene que esto sucederá porque "las grandes empresas innovadoras, como Google, Tesla y Apple" invertirán en tecnología verde, mientras que algunas empresas repensarán sus planes de negocios de manera radical. KLM y British Airways, por ejemplo, "serían inteligentes" si invirtieran en el sector ferroviario para compensar el déficit de vuelos nacionales.
Una era de colaboración
En la moda y el diseño, "habrá co-creación. Una de mis visiones del futuro es que será la edad del aficionado; la gente tendrá el poder de ser más creativa".
El fin de la 'sofocación'
Edelkoort cita la popularidad de los programas en Netflix sobre la austeridad, el minimalismo como una señal de que los ciudadanos pronto comprarán la "revelación" de que tener menos cosas nos hará más felices. Ella cree que la gente crecerá para apreciar sus posesiones seleccionadas tan profundamente que eventualmente veremos el aumento del animismo, donde los objetos son respetados, tratados "como mascotas". "Esto es un poco más lejos en el tiempo", dice, "pero definitivamente sucederá".
El futuro del lujo
Argumenta que en la próxima década - a medida que la gente se canse de consumir en exceso - nuestras vidas cambiarán radicalmente. Insta a los profesionales de la moda reunidos a "hacer mucho menos, hacerlo mejor y hacerlo más caro". Dice que el éxito no se expresará en dólares sino "en grados de felicidad".
Protagonismo del Hemisferio Sur
"Falta por ver cómo ganarán protagonismo África y América del Sur. Creo que el hemisferio sur dejará de ir a remolque de Europa y pasará a jugar en primera línea. Y eso modificará nuestra noción de estética, nuestra paleta cromática… Porque ellos tienen un sentido del color y de la ornamentación más vistoso. Sin duda, será beneficioso para todos. Es algo que sucederá en los próximos 10 años. Pasará lo mismo en arquitectura, música, fotografía, arte, gastronomía… "
Manifiesto Anti- Moda
Edelkoort ponía de relieve algo evidente para los que llevan años trabajando en la industria: la economía se ha puesto por encima de la creatividad. En su interior hay auténticas perlas que noquean un sistema demasiado auto-complaciente y no deja títere con cabeza. Las escuelas, la industria textil y la industria del marketing son algunos de los sectores a los que responsabiliza de la agonía de la moda como disciplina creativa.
Según Edelkoort los estudiantes están siendo instruidos para convertirse “en diseñadores de pasarela, estrellas y divas individualistas, con el único objetivo de que sean descubiertos por las grandes marcas de lujo”. La poca atención al diseño textil, para Edelkoort, el alma de la moda, ha llevado a su absoluta extinción, debido en parte a la externalización. Y la fiebre por la moda barata, que en su opinión sólo transmite que “las prendas se pueden tirar y descartar como si fueran condones (…)” está enseñando a los jóvenes consumidores “que la moda no tiene valor. Como consecuencia llega la destrucción de la cultura de la moda.” Y es en los despachos de los departamentos de marketing donde se ha terminado de rematar a la criatura: “Están gobernados por la avaricia en lugar por la visión.”