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Océanos: científicos piden aplicar medidas urgentes para evitar daños irreparables

Actualizado: 19 oct 2019

Esos daños amenazan la continuidad de la civilización humana. Entre las recomendaciones aconsejan detener precautoriamente la minería en las profundidades y cerrar un tercio del océano a las actividades humanas mediante áreas protegidas.




En un un nuevo paper científico en el que participó la Universidad de Plymouth, Gran Bretaña, y un equipo multidisciplinario de profesioneales, se señala  que se necesitan ocho acciones urgentes y simultáneas para evitar un posible desastre ecológico en el océano global, en medio de signos que se están produciendo cambios más pronunciados y rápidos de lo que los modelos recientes predijeron .


Los expertos convocados por el Programa Internacional sobre el Estado del Océano -International Programme on the State of the Ocean (IPSO)- advierten que de no tomarse acciones en los próximos diez años para detener el daño causado por las tasas de calentamiento global sin precedentes y otras actividades humanas, podría resultar en cambios catastróficos en el funcionamiento del océano, amenazando ecosistemas vitales y a la misma civilización humana.

Un equipo multidisciplinario de científicos marinos y expertos en derecho, ciencias políticas y finanzas, revisaron y sintetizaron los hallazgos de 131 papers cientifícos en relación a la situación del océano (120 de estos papers fueron elaborados en los últimos cinco años) con el fin de evaluar los cambios que se están produciendo y las consecuencias de la inacción .


La evaluación resultante, publicada hoy en Aquatic Conservation, señala que la disminución de la producción de la cadena alimenticia marina, la reducción de la capacidad de almacenar carbono, la disminución de los niveles de oxígeno y la posible liberación de calor almacenado a la atmósfera se encuentran entre una serie de cambios, ya sea en curso o evidenciados, en un océano global que se encuentra bajo la presión masiva de la actividad humana.


El profesor Jason Hall-Spencer y el profesor Chris Reid, ambos de la Facultad de Ciencias Biológicas y Marinas de la Universidad de Plymouth, fueron algunos de los autores del informe. El profesor Hall-Spencer, quien ha trabajado como asesor científico de IPSO durante el último año, dijo:


"Como experto en cambio climático marino y en acidificación de los océanos, mi aporte ha sido destacar que las emisiones de dióxido de carbono no sólo están causando extinciones masivas de los arrecifes de coral debido a las olas de calor, sino que también están reduciendo las cantidades de oxígeno vital en el agua y haciéndola más corrosiva para los organismos con conchas o esqueletos, como los arrecifes de coral de aguas profundas. Hemos incluido en el informe de IPSO la experiencia científica desarrollada en la Universidad de Plymouth, centrada en ocho acciones urgentes que son necesarias ahora y al unísono para detener los cambios catastróficos en el funcionamiento del océano".


Los efectos de la degradación del clima en el océano se describen como "omnipresentes y acelerados, y como el factor preeminente que impulsa el cambio en el océano". Los expertos dicen que la mayor prioridad sigue siendo abordar rigurosamente el calentamiento global y limitar el aumento de la temperatura de la superficie a 1,5°C para el año 2100. Sin embargo, se deben implementar medidas para prepararse para un aumento de la temperatura de 2 a 3 grados centígrados.


La petición de una moratoria cautelar sobre la explotación minera de los fondos marinos se produce cuando la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (International Seabed Authority) celebra su reunión anual en medio de la creciente preocupación de que la actividad minera podría perturbar el almacenamiento de carbono en los sedimentos de los fondos marinos, reduciendo la capacidad de los océanos para absorber dióxido de carbono y mitigar los efectos de la emergencia climática.


Hasta la fecha se han concedido veintinueve licencias de exploración y la zona de interés comercial para la actividad minera se estima en más de cuatro millones de kilómetros cuadrados, una superficie superior a la masa terrestre total de los veinte principales países de la UE.


Las otras prioridades son:

  • Garantizar un Tratado sobre alta mar sólido y completo con una Conferencia de las Partes y un Comité Científico; y reformar los derechos de voto en órganos como la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos para poner fin a los intereses creados que socavan el enfoque de precaución.

  • Hacer cumplir las normas existentes sobre áreas marinas protegidas (AMP), y en particular las reservas marinas protegidas, y ampliar su alcance para proteger plenamente al menos el 30% del océano, incluida la representación de todos los hábitats y la alta mar, garantizando al mismo tiempo una gestión eficaz para evitar efectos adversos significativos en el 100% del resto del océano.

  • Poner fin a la sobrepesca y a las prácticas destructivas, incluida la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (INDNR).

  • Reducir radicalmente la contaminación de las aguas marinas, incluidos los fertilizantes nitrogenados y las aguas residuales, así como los plásticos.

  • Proporcionar un mecanismo de financiación para la gestión y protección de los océanos; y gravar las actividades no sostenibles para eliminar los costos de los bienes comunes mundiales y financiar la innovación y la adaptación.

  • Ampliar la investigación científica sobre los océanos y aumentar la transparencia y el acceso a los datos oceanográficos procedentes de todas las fuentes (es decir, la ciencia, el gobierno y la industria).

  • Aumentar la comprensión de la absorción y liberación de calor del mar a la atmósfera debería ser una prioridad de investigación.


El Decenio de las Naciones Unidas de las Ciencias Oceánicas que comenzará en 2021 es una oportunidad clave para lograr este cambio. "Hemos adoptado un enfoque basado en soluciones para permitir una mayor comunicación con los responsables de la toma de decisiones y el público" agregó el profesor Hall-Spencer,


"Es evidente que ha llegado el momento de crear resiliencia en las aguas costeras, por ejemplo, poniendo reparos rápidamente a las prácticas pesqueras perjudiciales, para restablecer la salud de los océanos. Tampoco debemos ignorar los compromisos internacionales que entrarán en vigor en 2020, como el Acuerdo de París sobre el Clima, el Tratado de las Naciones Unidas sobre la protección de la biodiversidad en alta mar y los objetivos de desarrollo sostenible de los océanos, como la necesidad urgente de reducir la acidificación de los océanos".


El documento de IPSO destaca una serie de tendencias preocupantes que surgen de las últimas investigaciones científicas y que indican que el cambio oceánico se está produciendo a un ritmo mucho más rápido y profundo de lo previsto. Estos incluyen:

  • El calentamiento de los océanos se está acelerando, calentándose un 40% más rápido en promedio que lo que un grupo de expertos de las Naciones Unidas estimó hace cinco años

  • El calentamiento de la parte superior del océano, una consecuencia del calentamiento global antropogénico, está cambiando el clima de las olas globales, haciendo que las olas sean más fuertes signos de que el océano podría estar empezando a liberar parte de la energía térmica almacenada, lo que podría contribuir a un aumento significativo de la temperatura mundial en los próximos años

  • Una alarmante tendencia a la disminución de los niveles de oxígeno en el océano que, combinada con contaminantes químicos, está convirtiendo a grandes áreas en hipóxicas o anóxicas

  • Los hielos del Ártico y la Antártida se están derritiendo más rápido de lo previsto por los científicos, y el consiguiente aumento del nivel del mar tiene consecuencias catastróficas para las ciudades de todo el mundo.


El coautor, el profesor Reid, que también es investigador de la Asociación de Biología Marina, dijo: "El panel de autores identificó unánimemente el calentamiento global como el principal factor que afecta al océano y que necesitamos urgentemente reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para asegurar que el mundo no se caliente más allá de 1,5°C por encima del nivel del siglo XIX. Sabemos que el CO2 es un gas de efecto invernadero clave desde hace más de un siglo. Si no cambiamos nuestra forma de vida estaremos creando un mundo peligroso. A nivel mundial, los políticos no están abordando esta cuestión urgente para el futuro de la humanidad y el océano".


El documento de IPSO se adelanta al primer informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático centrado exclusivamente en el estado de los océanos y la criosfera, previsto para septiembre de 2019, y a una Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Clima que se celebrará en diciembre y que se espera que se centre en la importancia del océano en el contexto de la emergencia climática. El autor principal, el profesor Dan Laffoley, de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), dijo: "La vida marina está amenazada por la asfixia, el hambre, el sobrecalentamiento y la corrosión ácida bajo los impactos climáticos actuales. La situación sólo está empeorando. Tenemos que actuar en relación con el cambio climático, pero también, con carácter de urgencia, crear resiliencia. Toda la vida en la Tierra está en peligro por el colapso de los océanos. En el presente documento se exponen ocho medidas prácticas, pero ambiciosas, que deben aplicarse simultáneamente para ayudar a evitarlo".



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