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El calentamiento global acelera el ciclo del agua, con relevantes consecuencias climáticas


Figura que muestra la salinidad media de la superficie del mar en los mares y océanos del mundo durante el periodo 2011-2

Fuente: Phys - por Institut de Ciències del Mar (ICM-CSIC) - 1 de mayo de 2022



Investigadores del Institut de Ciències del Mar (ICM-CSIC) de Barcelona han constatado que el calentamiento global está acelerando el ciclo del agua, lo que podría tener importantes consecuencias en el sistema climático global, según un artículo publicado recientemente en la revista Scientific Reports.


Esta aceleración del ciclo del agua se debe a un aumento de la evaporación del agua de los mares y océanos como consecuencia del aumento de la temperatura. Como resultado, circula más agua en la atmósfera en forma de vapor, el 90% de la cual acabará precipitándose de nuevo al mar, mientras que el 10% restante lo hará sobre el continente.


"La aceleración del ciclo del agua tiene implicaciones tanto en el océano como en el continente, donde las tormentas podrían ser cada vez más intensas. Esta mayor cantidad de agua circulando en la atmósfera podría explicar también el aumento de las precipitaciones que se está detectando en algunas zonas polares, donde el hecho de que llueva en lugar de nevar está acelerando el deshielo", explica Estrella Olmedo, autora principal del estudio.


El trabajo también muestra que la disminución del viento en algunas zonas del océano, que favorece la estratificación de la columna de agua, es decir, que el agua no se mezcle en sentido vertical, también podría estar contribuyendo a la aceleración del ciclo del agua.


"Allí donde el viento ya no es tan fuerte, el agua de la superficie se calienta, pero no intercambia calor con el agua de abajo, lo que permite que la superficie sea más salina que las capas inferiores y que el efecto de la evaporación se pueda observar con las mediciones por satélite", señala Antonio Turiel, también autor del estudio. En este sentido, Turiel añade que "esto nos dice que la atmósfera y el océano interactúan de forma más fuerte de lo que imaginábamos, con importantes consecuencias para las zonas continentales y polares".


Los satélites son clave para los estudios oceanográficos

Para llevar a cabo el estudio, los investigadores analizaron los datos de salinidad de la superficie del océano, que se miden mediante satélites. A diferencia de los datos de salinidad subsuperficial -obtenidos con instrumentos in situ-, los datos satelitales les permitieron detectar esta aceleración del ciclo del agua y, por primera vez, el efecto de la estratificación en regiones muy extensas del océano. Según ellos, esto se debe a la capacidad de los satélites de medir datos de forma continua, independientemente de las condiciones ambientales y de la accesibilidad de las distintas zonas del océano.


"Hemos podido comprobar que la salinidad de la superficie muestra una intensificación del ciclo del agua que la salinidad de la subsuperficie no muestra. En concreto, en el Pacífico hemos visto que la salinidad superficial disminuye más lentamente que la subsuperficial y, en esta misma región, hemos observado un aumento de la temperatura superficial del mar y una disminución de la intensidad de los vientos y de la profundidad de la capa de mezcla", detalla Olmedo.


Estos hallazgos son el resultado del uso de algoritmos y otros productos de análisis de datos que el Centro de Expertos de Barcelona (BEC), adscrito al ICM-CSIC, ha ido generando en los últimos años a partir de la misión espacial SMOS de la Agencia Espacial Europea (ESA), diseñada para adquirir observaciones de la salinidad del océano, que es esencial para entender la circulación oceánica, uno de los factores clave para comprender el clima global.


Esta circulación depende básicamente de la densidad del agua, que viene determinada por su temperatura y salinidad. Por lo tanto, los cambios en estos dos parámetros, por pequeños que sean, pueden acabar teniendo importantes consecuencias en el clima global, lo que hace que sea clave vigilarlos de cerca.


Por ello, Turiel concluye que "los modelos oceánicos deben estandarizar la asimilación de los datos de salinidad de los satélites, ya que la información que aportan complementa los datos in situ, y esto es crucial, sobre todo en el momento actual de crisis climática, donde los cambios se están produciendo mucho más rápido que antes".



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