Fuente: Pressenza - Evelyn Rottengatter - 22.01.22
Parte 1 - Entrevista con el ecocentrista Fred Hageneder sobre la alteración del clima, la extinción de especies y nuestro futuro en la Tierra
Las olas de calor, las sequías, las inundaciones y los incendios forestales van en aumento, el IPCC y la ONU dan la voz de alarma. Recientemente, incluso un informe de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica NOAA (Administración Meteorológica y Oceanográfica de los Estados Unidos) dio fe de los preocupantes récords mundiales en amplias zonas: nunca antes la concentración de gases de efecto invernadero había sido tan alta y el aumento del nivel del mar y de las temperaturas tan enorme como en los últimos años.
Pero, ¿cómo está todo conectado realmente? ¿Son sólo nuestros viajes en coche y en avión los culpables de todo, o hay otros factores de los que quizá aún no se habla lo suficiente? Por ejemplo, ¿qué pasa con la agricultura industrial y su creciente uso de pesticidas, o los flujos comerciales globalizados? ¿En qué medida nuestro propio consumo contribuye realmente a todo esto? Y sobre todo: ¿es éste nuestro destino como humanidad, es ya demasiado tarde o aún podemos evitar el futuro catastrófico que la ciencia nos predice, y si es así, cómo?
Hacemos estas y otras preguntas a Fred Hageneder, etnobotánico, naturalista, activista y autor del nuevo libro "Healthy Planet - Global Meltdown or Global Healing".
Fred, has pasado los últimos tres años investigando minuciosamente todos los últimos avances, informes científicos y artículos sobre el estado de nuestro planeta, y los has plasmado en tu nuevo libro. ¿Cuál es su pronóstico para el futuro?
La situación es muy, muy grave, y punto. Pero todavía es posible lograr un futuro digno de ser vivido para todos los habitantes de la Tierra -y con "todos los habitantes" no me refiero sólo a la especie humana, sino a todas las especies que contribuyen a la biodiversidad de este planeta único. Creo -como muchos otros en el campo de la ecología- que la década de 2020 será la más importante para el futuro de la humanidad y del planeta.
¡Y para ello estamos todos llamados ahora! Ya no hay que esconderse detrás del sofá. Todos tenemos que encontrar nuestra voluntad y decisión ahora, decidir si defendemos un planeta sano y vivo -es decir, la vida misma- y luego hablar y defender esta verdad nuestra. Charles Eisenstein publicó recientemente un maravilloso alegato sobre este tema: El ensayo ha terminado.
En el libro, nombra tres grandes problemas a los que se enfrenta la humanidad: además de la alteración del clima, son la extinción masiva de especies y la contaminación global por micro y nanoplásticos. En primer lugar, la extinción masiva de especies: ¿Las especies individuales tienen realmente una importancia tan grande para el conjunto, el ecosistema o incluso la ecosfera? En los medios de comunicación dominantes se habla poco de esto...
De hecho, los medios de comunicación dominantes difunden descuidadamente la impresión de que la crisis climática es el mayor o incluso el único problema ecológico. Sin embargo, la pérdida de biodiversidad, la contaminación por plásticos, pero también el despilfarro y la contaminación del agua potable, así como la degradación de los suelos del planeta por la agricultura industrial, tienen el potencial de acabar con la humanidad antes de que termine este siglo. Mucho antes de que la tan invocada subida del nivel del mar se convierta en un problema esencial para todas las naciones.
En primer lugar, diversidad de especies y biodiversidad no son lo mismo. Este último término es el más completo. La biodiversidad significa diversidad en tres niveles: el de las especies, pero también el de la diversidad genética dentro de una especie, y la diversidad ecológica de los hábitats, o diversidad de los ecosistemas. Además, incluso una sola "especie" es más rica en sí misma de lo que la mayoría de la gente cree, porque una especie se compone de subespecies, variedades y poblaciones locales únicas. Pensemos, por ejemplo, en las manzanas: la manzana cultivada (Malus domestica) como especie no está en absoluto extinguida, pero antes había literalmente cientos de variedades de manzanas, con un amplio espectro entre dulce, agrio y astringente, y con miríadas de sabores. Hoy, el consumidor puede elegir entre Golden Delicious, Granny Smith, Cox y Gala, y eso es todo. Sólo unas pocas variedades responden a las exigencias comerciales de la industria alimentaria globalizada; y el ser humano y la biodiversidad salen perdiendo.
Todas las especies de animales, aves, insectos o peces cuentan, porque la diversidad es un componente indispensable de la vida en la Tierra. El planeta (y el clima) necesitan una diversidad de tipos de paisaje, los ecosistemas necesitan biodiversidad, y las especies necesitan una diversidad genética que les dé resistencia a los desafíos medioambientales.
En cuanto a la importancia de las especies individuales, me gustaría citar uno de mis ejemplos favoritos, la nutria marina. Las praderas marinas y los bosques de algas están entre los ecosistemas más importantes del mar, pero también están en declive. Pero a lo largo de las costas donde las nutrias marinas se están extendiendo de nuevo, los hábitats de algas y pastos marinos se están recuperando. ¿Por qué? Las nutrias marinas se alimentan de cangrejos, que de otro modo diezman demasiado a los caracoles marinos, que a su vez viven de ciertos tipos de algas que proliferan en la hierba marina y la asfixian. De este modo, las nutrias marinas mantienen sanas las poblaciones de pastos marinos. Y una cadena alimentaria similar ayuda al alga marina. Y en otros lugares, otros cazadores y depredadores en el extremo superior de la cadena alimentaria hacen su trabajo, por ejemplo, los tiburones. Y en tierra, los lobos, los zorros y los grandes felinos garantizan la salud de los paisajes forestales manteniendo a raya a los ungulados y roedores que dañan las plantas.
Pero la actual extinción masiva de especies tiene otros dos aspectos terribles. En primer lugar, la ecosfera no es sólo una cuestión de diversidad, sino también de cantidad, de tamaño de las poblaciones. Los informes de los siglos XIX y XX dan testimonio, por ejemplo, de enjambres de aves y también de peces que tenían varios kilómetros de ancho e incluso mucho más. Una increíble abundancia conformaba la Tierra viva. Los humanos han destruido en gran medida todo esto. Las horribles estadísticas actuales se refieren a menudo al peso vivo puro, afirmando que -según el grupo de animales- se ha perdido la mitad o incluso el 80% desde 1970. Para acercarlo un poco más, el verano pasado, cuando el público mundial volvió a distraerse con un gran evento deportivo, fusioné los diagramas científicos sobre la extinción masiva con los aros olímpicos:
Olimpiadas de la Extinción
Fig. 1: Extinciones masivas de cinco grandes grupos de población, mostradas mediante los aros olímpicos. (Gráfico: Fred Hageneder)
80% de ballenas y delfines han desaparecido
83% de los mamíferos terrestres han desaparecido
83% de los peces de agua dulce han desaparecido
78% de los peces migratorios de río han desaparecido
75% de los insectos han desaparecido
El mundo vivo está desapareciendo. El tejido de la vida está siendo arrancado de debajo de nuestros pies: ¿qué sostendrá entonces nuestra existencia? Y como la salud humana también depende de la salud del planeta, no debemos sorprendernos si ambos van cuesta abajo en paralelo.
El otro punto es que la actual extinción masiva inducida por el hombre está ocurriendo unas mil veces más rápido que la extinción natural que se da en la historia de la vida de la Tierra. La vida del planeta se está desangrando a un ritmo sin precedentes.
Y otra grave diferencia es que en la extinción natural, las especies sí desaparecen, pero en su mayoría fusionándose lentamente en nuevas especies (evolución). La experiencia acumulada y la adaptabilidad adquirida a lo largo de vastos períodos de tiempo se transmiten a nuevas formas de vida. En una extinción masiva, sin embargo, el linaje termina abruptamente y la complejidad genética adquirida de cada especie, subespecie y población afectada se pierde para siempre.
La lectura del capítulo sobre la contaminación por plásticos en su libro es bastante inquietante. Parece que estas minúsculas partículas ya están por todas partes, en las profundidades de los océanos, en todo tipo de organismos, incluso en nuestro cuerpo, y que la ciencia todavía va con retraso y no puede proporcionar mediciones precisas ni conocimientos sobre los efectos a largo plazo. ¿De dónde procede principalmente este problema y cuál es el estado actual de los conocimientos?
El problema, por supuesto, radica en la producción industrial de cantidades gigantescas de plástico. Por cierto, también es una rama de la industria petrolera. Y la producción es un reflejo del consumo en las sociedades de consumo. Se trata de un material que es más o menos impermeable: Un material más o menos impermeable y que sella los olores, además de duro y protector pero al mismo tiempo flexible, y que además parece ser "higiénico" (porque se puede limpiar fácilmente) es algo brillante. Si la gente realmente utilizara y heredara algunos artículos de plástico de alta calidad durante tanto tiempo como, por ejemplo, los muebles de madera o las joyas, eso podría incluso justificar la producción a pequeña escala. En cambio, la mayoría de los artículos son desechables, como las botellas de plástico, que tardan hasta cuatrocientos años o más en "degradarse" en la naturaleza. Y con la "degradación" no hacen más que empezar los problemas, porque cuanto más pequeñas son las partículas de plástico, más se meten en todas partes: en las cadenas alimentarias, en las células, incluso en los núcleos celulares y el ADN. Además, una simple botella de plástico no está simplemente "hecha de plástico", sino que contiene hasta 2.000 compuestos sintéticos diferentes. Esto es enorme, ¡por supuesto que no hay una fórmula sencilla de reciclaje entonces! El proceso de producción debe cambiar fundamentalmente.
Respiramos, comemos y bebemos partículas de nanoplástico. Se disuelven de todos los productos de plástico, incluso durante su fase de uso. Sin embargo, las mayores fuentes de contaminación por plástico de nuestro cuerpo son las alfombras y la ropa sintética (cuyas fibras inhalamos en el hogar o entran en los cursos de agua a través de la lavadora) y el desgaste de los neumáticos del tráfico rodado. El viento y el agua de lluvia esparcen el polvo fino sintético ("partículas") de los neumáticos por el paisaje y, en última instancia, por todo el planeta.
Todavía no he encontrado ningún estudio médico sobre los efectos de las partículas nanoplásticas en el organismo, aunque el problema se conoce desde hace al menos 20 años. Sin embargo, me he hecho un análisis de sangre en el que se examina el ADN mitocondrial de los leucocitos en busca de contaminación con sustancias nanoplásticas. El resultado: entre otras cosas, se encontraron 6,7 ng/ml de PBB (bifenilo polibromado) acoplados a mi ADN. Los PBB se utilizan como retardadores de la llama y como ablandadores en los plásticos. Los ablandadores (plastificantes) se disuelven de las botellas de plástico para beber, pero sobre todo con la ayuda de los alimentos grasos dentro de los envases de plástico. Aunque desde los años ochenta tengo cuidado de comprar la menor cantidad posible de alimentos grasos (por ejemplo, queso) envueltos en plástico, este valor aparece. Sin mi precaución, probablemente sería mucho mayor. El hecho de que los PBB no se utilicen en absoluto en la UE desde 2003 atestigua que, efectivamente, apenas son biodegradables. Además -¡en las células de todos nosotros! - decenas de otros plásticos, compuestos sintéticos y moléculas de metales pesados obstruyen nuestro ADN. (No todas las toxinas se depositan simplemente en el tejido graso, como nos hacen creer algunos expertos médicos de los medios de comunicación).
Tales impurezas -me las imagino como la versión microscópica de un chicle que alguien pegó en mi memoria USB- impiden que el ADN cumpla sus tareas naturales. Cualquier sitio de acoplamiento ocupado por las toxinas ambientales no puede ser utilizado por las propias moléculas de ARN del cuerpo, que necesitan frecuentar el ADN para mantener una síntesis proteica saludable. En el caso de los leucocitos, esto debilita el sistema inmunitario.
Lo que hay que procurar es 1) una fuerte disminución del consumo de plástico (en contra del mandamiento casi religioso del crecimiento económico perpetuo) y 2) la sustitución de los tipos comunes de plástico por materiales verdaderamente biodegradables, por ejemplo, hechos de celulosa. Todos los materiales de los bienes de consumo, de la ropa, de las alfombras y de los neumáticos DEBEN ser compatibles biológica y planetariamente a largo plazo (evito deliberadamente aquí el término "sostenible").
Usted utiliza deliberadamente el término "alteración del clima" en el libro y cuestiona el "cambio climático" por considerarlo demasiado suave. ¿Busca un reflejo más adecuado de la magnitud de la destrucción?
Sí, exactamente. Los científicos llevan décadas utilizando el término "cambio climático" para mantenerse neutrales; al fin y al cabo, ése es su trabajo. Pero suena demasiado poético, como "la naturaleza cambia", "todo cambia". Inconscientemente, nos mantiene tranquilos y relajados en un momento en el que tenemos que estar alerta. Por eso, cuando abordamos este tema en los medios de comunicación generales hoy en día, deberíamos elegir términos que hagan justicia a la situación, incluidas sus implicaciones sociales y humanas. La ciencia del clima ya no es una teoría que se agota en los modelos informáticos, como se le acusaba a menudo hasta 2012. La crisis climática es una realidad desde hace tiempo: el deshielo de los casquetes polares y los glaciares, el calentamiento de los océanos, la intensificación de las sequías y las olas de calor y, no menos importante, el enorme aumento de la frecuencia y la vehemencia de las catástrofes de incendios a gran escala están despertando poco a poco incluso a los últimos escépticos. Ya hay millones de refugiados climáticos. No podemos decirle a la gente que lo ha perdido todo que se ha visto afectada por el "cambio". No, se trata de la alteración del clima mundial, provocada por el hombre, la destrucción de las condiciones de vida locales.
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Parece que hay signos de interrogación sobre algunas de las cifras que flotan en los medios de comunicación. Por ejemplo, a menudo se habla del 14% que se supone que tiene la agricultura industrial en la crisis climática. Sin embargo, varios estudios e informes sitúan este porcentaje mucho más alto. ¿Es así, o algunas de las cifras que se manejan en el discurso general se quedan cortas respecto a los niveles reales?
Me gustaría citar una afirmación fundamental de mi libro al respecto: "El 53% del uso de la tierra en Europa es prácticamente importado, principalmente de Brasil, Rusia y China". En otras palabras: Ni siquiera la mitad del total de la producción agrícola y forestal que consume (o exporta) Europa se produce en tierras europeas. Este es un ejemplo clásico de cómo una población humana -la propia población de Europa- supera la capacidad de carga ecológica de su región de origen. Esto es un sobregiro. Europa está superpoblada, al menos si damos por sentado el nivel de vida actual; si, por el contrario, redujéramos nuestro estilo de vida al nivel medio de India o China, podríamos prescindir de estas gigantescas importaciones. Pero eso no sería compatible con el lujo al que estamos acostumbrados. El statu quo es: nosotros -aquí en la rica Europa, Norteamérica y Australia- consumimos el mundo, chupamos la mano de obra de los pueblos más pobres y la fuerza vital de todo el mundo vivo. Y una parte cada vez mayor de esta fuerza vital acaba en el ciberespacio de las cuentas bancarias en el extranjero de los multimillonarios, sobre las que los consumidores de a pie tampoco tenemos ninguna influencia. Por eso la "revolución verde" debe ser también social.
Mientras los gobiernos europeos se callen que más de la mitad del poder vital y económico de Europa es importado, pueden hablar de que el sector agrícola sólo representa un 14% de los gases de efecto invernadero y el transporte por carretera mucho más. Sin embargo, si tenemos en cuenta la destrucción de la tierra que importamos en secreto -por ejemplo, la destrucción de la selva amazónica para la alimentación de la soja y la carne de vacuno, la destrucción de las selvas de Indonesia para el aceite de palma, etc. - las proporciones se invierten. En todo el mundo, cerca del 14,2% de las emisiones de gases de efecto invernadero proceden sólo de la ganadería (los coches y furgonetas del mundo, en cambio, contribuyen "sólo" al 8%). En general, la agricultura industrial es el segundo mayor impulsor no sólo de la alteración del clima, sino de la destrucción de toda la ecosfera de este planeta. (El mayor impulsor es la sobreexplotación global de "materias primas" como los combustibles fósiles, los minerales y las tierras raras).
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Por cierto, esta autocomplacencia del Norte global industrializado también se da en los demás sectores de la economía. Las industrias más perjudiciales para el clima y la ecosfera hace tiempo que se han externalizado a China y al Sur global. Allí, hacen subir el balance climático de otros países, pero no el nuestro. Incluso Estados Unidos es más honesto que la UE, porque tiene más superficie de tierra, más área agrícola y más plantas industriales (como las refinerías de petróleo de Texas). En cambio, las refinerías de combustibles europeos se encuentran en Rusia, Oriente Medio o África. Gran parte de nuestros residuos plásticos y eléctricos también se encuentran en Asia o África, donde se incineran o simplemente se vierten en vertederos.
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Las condiciones reales no están mejor ilustradas que en uno de los ingeniosos mapas del mundo del geógrafo Benjamin Hennig, véase la figura 2 (fuente: Benjamin Hennig, https://www.viewsoftheworld.net/?p=680).
Fig. 2: Los países del mundo, distorsionados visualmente según su responsabilidad por sus emisiones ocultas de CO2. El tamaño de la superficie de cada país muestra la parte total de las emisiones mundiales, y el color el nivel de consumo per cápita, es decir, el nivel de vida derrochador. Tomando ambas cosas en conjunto, los principales culpables son Estados Unidos, Alemania y el Reino Unido.
Eso sí, este mapa se refiere SOLO a las emisiones de CO2. Si se tuvieran en cuenta todos los gases climáticamente activos, las diferencias serían aún más extremas.
También hay muchos gráficos informativos en el libro. Uno de ellos muestra la corriente en chorro. ¿Cuál es la diferencia con la corriente del Golfo y cuál es la importancia de ambas para el clima de la Tierra o qué ocurre cuando se vuelcan?
La corriente del Golfo es una corriente oceánica, la corriente en chorro es atmosférica. Ambas provocan un clima estable y agradablemente cálido en Europa, pero también tienen enormes efectos sobre el clima y el tiempo de otras regiones del mundo.
La corriente del Golfo recibió en su día el nombre del Golfo de México, pero conecta ambas partes del Atlántico (norte y sur). Ahora se está debilitando debido a la alteración del clima, ya que el deshielo de las masas de hielo polares del norte está haciendo que el Atlántico Norte sea más cálido y menos salino, lo que reduce la tracción física del agua que fluye desde el sur. El debilitamiento de la corriente del Golfo avanza y trae cada vez menos calor a Europa, lo que en realidad tiene un efecto decreciente sobre las temperaturas, lo que es contrario a la tendencia del calentamiento global (y sin duda dará de nuevo un viento de cola a muchos "escépticos del clima").
La corriente en chorro polar del norte es una banda de fuertes vientos a una altura de 8 a 12 km sobre el nivel del mar que se extiende por todo el hemisferio norte. Suele tener varios cientos de millas de ancho y se crea por la dinámica del encuentro entre el frente de aire frío de la zona polar y el aire cálido de las latitudes del sur. Independientemente de la gran velocidad de los vientos actuales, todo el sistema se desplaza lentamente hacia el este. Y, lo que es más importante, las zonas de alta y baja presión se desplazan con él. Todo esto forma parte de una estructura climática sana en un planeta sano.
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El calentamiento global está debilitando también la corriente en chorro, porque las diferencias de temperatura disminuyen a medida que se calientan las zonas polares. Esto da lugar a un clima cada vez más extremo, como las precipitaciones tipo inundación o las sequías. Y como la corriente en chorro hacia el este también se debilita o incluso se detiene por completo durante semanas, las situaciones meteorológicas extremas también se quedan estancadas en los mismos lugares durante mucho tiempo. Además, noticias cada vez más absurdas como una ola de calor simultánea en Escandinavia y nieve en las Islas Canarias (como ocurrió en el verano de 2020) también apuntan claramente a la interrupción de la corriente en chorro.
Tanto la corriente del Golfo como la corriente en chorro pueden alcanzar un "punto de inflexión". En climatología, esto se refiere a un punto de no retorno, un daño permanente e irreversible. En el caso de la corriente en chorro, esto anunciaría una nueva era en la que Europa, Asia y América del Norte perderían sus patrones climáticos estacionales, y los cambios meteorológicos imprevisibles, incluyendo tormentas extremas, tornados, olas de calor y heladas, provocarían graves pérdidas de cosechas.
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El Amazonas también influye en la fuerza de la corriente del Golfo. La selva tropical que allí se encuentra sigue siendo la más grande de la Tierra, pero ahora está tan fragmentada y debilitada que en algunas zonas sufre de sequía y sequedad (¡como selva tropical!) y en amplias zonas los árboles y las plantas producen mucho menos crecimiento que antes. Como resultado de esto y de los devastadores incendios forestales de los últimos años, la Amazonia ha perdido su función de sumidero de carbono global. Al contrario, ahora libera más carbono del que puede secuestrar mediante el crecimiento de los árboles. La pérdida de esta función tan importante a nivel mundial es un gran golpe para el sistema climático global. Pero todavía no es el punto de inflexión de la propia selva tropical; aunque se espera que eso ocurra también en los próximos diez o veinte años.
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Pero si la selva amazónica realmente se derrumba, probablemente se convertirá en uno de los temidos puntos de inflexión globales, es decir, una reacción en cadena irreversible de colapso de los elementos climáticos planetarios. El planeta entraría entonces en el llamado escenario de la Tierra Invernadero, sin que la humanidad pueda ya hacer nada al respecto.
Sin embargo, si se siguen ignorando los acuerdos climáticos de París, avanzaremos en esta dirección de todos modos.
¿Cómo valora la actividad política de las últimas décadas y qué esperaba de la última conferencia internacional sobre el clima (COP26 en Glasgow, noviembre de 2021)?
¿Qué actividades? Aparte de hermosas y sensatas palabras a nivel de la ONU y de los gobiernos, nada cambia. Las décadas pasadas son décadas perdidas. Ahora sólo nos queda una década para iniciar un cambio real. Los responsables políticos ni siquiera conocen este término; sirven a un sistema económico extractivo que, en un expansionismo sin límites, ha convertido toda la ecosfera del planeta y toda la vida que hay en ella en un almacén que se quema para la máquina del dinero del hipercapitalismo.
La COP26 trajo consigo algunos avances burocráticos y la cobertura de la COP por parte de los medios de comunicación principales hizo hincapié en lo alentador y positivo de todas las promesas y compromisos. Pero en realidad la industria de los combustibles fósiles tuvo la mayor delegación en la cumbre del clima (¡!), la administración Biden subastó una de las mayores ventas de arrendamiento de petróleo y gas en la historia de Estados Unidos apenas unos días después de la cumbre, y el gobierno del Reino Unido está consultando sobre la reanudación de su mayor mina de carbón de antracita y la aprobación de una nueva mina de carbón profundo en Cumbria. Como si no pasara nada. Las mentiras continúan. Lo mismo de siempre.
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Me gustaría ilustrar lo mucho que la conservación de la naturaleza y la protección del planeta se ven retrasadas por el poder económico con tres antiguas portadas de la principal revista de noticias alemana, Der Spiegel, que encontré en un archivo recientemente:
Fig. 3: "Der Spiegel", 11 de agosto de 1986 - motivo de la portada: La catedral de Colonia bajo el agua
Titular: "Agujero de la capa de ozono, deshielo de los polos, efecto invernadero: Los investigadores advierten - LA CATÁSTROFE CLIMÁTICA".
Fig. 4: "Der Spiegel", 29 de marzo de 1982 - motivo de la portada: El Arca de Noé en las procelosas aguas de la economía extractiva
Cita: "Ninguna corriente social tiene tan poco éxito como el movimiento conservacionista. Posiblemente se esté produciendo la mayor destrucción de la diversidad biológica desde la extinción de los dinosaurios hace 65 millones de años. Pero los principales políticos sólo se mofan de los 'locos de las batas verdes'".
Fig. 5: "Der Spiegel", 20 de noviembre de 1978 - motivo de la portada: el sol como enchufe para una energía más limpia
Cita: "Ya es hora de aplicar políticas energéticas alternativas".
Ahora este sistema ha alcanzado sus límites planetarios naturales -el planeta no crece con él- y sólo queda una cosa por hacer para satisfacer el delirio de superioridad de la especie humana: aumentar la presión hacia dentro, es decir, aumentar la eficiencia (y por tanto los beneficios) convirtiendo en dinero los últimos refugios: no sólo las últimas reservas naturales del planeta, sino también los datos personales y los patrones de movimiento, el calor corporal, los sentimientos, los intereses, los pensamientos. Poco a poco todo el mundo, incluso en los países ricos industrializados, empieza a sentir lo que significa ser considerado inhumanamente como un mero recurso. Tal vez nos sirva de algo, porque el tráfico de personas, el trabajo infantil y la sádica agricultura industrial no nos molestan mientras se produzcan en otros lugares y mientras nuestros propios lujos sigan siendo seguros. Los indígenas, los habitantes de las (neo)colonias, las personas con piel no blanca, las mujeres, los niños... todos ellos conocen esta explotación desde hace mucho tiempo. Y los animales también. El objetivo final de esta locura es el control total sobre cada ser humano, cada animal de granja y cada cultivo. Simplemente todo debe mostrar su valor óptimo de utilidad y ser convertido en dinero.
¿Y Glasgow? Un poco más de aire caliente para enfriar el planeta y las mentes agitadas.
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