Fuente: Stockholm Resilience Centre - Marzo 2021
Un nuevo informe resume las investigaciones recientes sobre la escala de la actividad humana. La desigualdad y los retos medioambientales están profundamente vinculados, esta debe ser una década transformadora
Resumen del artículo
"Esta década debe doblar las curvas de las emisiones y la pérdida de biodiversidad"
La humanidad debe convertirse en administradores efectivos del planeta
La falta de confianza debida a la gran desigualdad está directamente relacionada con la dificultad de las sociedades para tomar decisiones a largo plazo
Las acciones humanas están amenazando la resistencia y la estabilidad de la biosfera de la Tierra, el delgado velo que la rodea y en el que prospera la vida. Esto tiene profundas implicaciones para el desarrollo de las civilizaciones, afirma un grupo internacional de investigadores en un informe publicado para la primera Cumbre del Premio Nobel, una reunión digital que se celebrará en abril para debatir el estado del planeta tras la pandemia de COVID-19.
"La humanidad es ahora la fuerza dominante del cambio en el planeta Tierra", según el análisis publicado en Ambio, revista de la Real Academia Sueca de Ciencias.
"Los riesgos que estamos asumiendo son asombrosos", afirma Johan Rockström, coautor del análisis y director del Instituto de Investigación del Impacto Climático de Potsdam.
Estamos en los albores de lo que debe ser una década transformadora. La Cumbre de los Premios Nobel es en realidad la comunidad científica gritando "¡Despierta!".
La biosfera se vuelve más frágil
"En una sola vida humana, en gran parte desde los años 50, hemos simplificado enormemente la biosfera, un sistema que ha evolucionado durante 3.800 millones de años. Ahora sólo unas pocas plantas y animales dominan la tierra y los océanos", afirma el autor principal, Carl Folke, director del Instituto Beijer de Economía Ecológica y presidente del Centro de Resiliencia de Estocolmo.
"Nuestras acciones están haciendo que la biosfera sea más frágil, menos resistente y más propensa a los shocks que antes".
El informe resume las investigaciones recientes sobre la escala de la actividad humana:
"El 75% de la tierra libre de hielo de la Tierra está directamente alterada como resultado de la actividad humana, con casi el 90% de la producción primaria neta terrestre y el 80% de la cubierta arbórea mundial bajo la influencia directa del hombre".
El aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero significa que "en los próximos 50 años se prevé que entre 1.000 y 3.000 millones de personas experimentarán condiciones de vida ajenas a las condiciones climáticas que han servido a las civilizaciones durante los últimos 6.000 años", dependiendo de cómo se desarrollen los escenarios demográficos y climáticos, según el resumen del informe.
La coautora Line Gordon, directora del Centro de Resiliencia de Estocolmo, afirma: "Esta es una década decisiva para la humanidad. En esta década debemos doblar las curvas de las emisiones de gases de efecto invernadero y la impactante pérdida de biodiversidad. Esto significa transformar lo que comemos y cómo lo cultivamos, entre otras muchas transformaciones".
Se necesitan nuevas narrativas
En lugar de enumerar las soluciones conocidas, como la energía eólica, la solar o las dietas basadas en plantas, los investigadores abordan las barreras que impiden el progreso. Dos de las mayores barreras son los niveles insostenibles de desigualdad y la tecnología que socava los objetivos de la sociedad. Según los autores, se necesitan nuevas narrativas que reconecten el desarrollo con la biosfera.
El informe concluye que la desigualdad y los retos medioambientales están profundamente vinculados. La reducción de la desigualdad aumentará la confianza en las sociedades. La confianza es esencial para que los gobiernos tomen decisiones a largo plazo, afirma el informe. Los medios de comunicación social y el acceso a conocimientos fiables también se destacan como una barrera para el progreso.
Los riesgos de la próxima generación de tecnologías se ponen de manifiesto a lo largo del informe.
El coautor Victor Galaz, director adjunto del Centro de Resiliencia de Estocolmo, afirma: "A medida que la presión de las actividades humanas se acelera en la Tierra, también lo hace la esperanza de que tecnologías como la inteligencia artificial puedan ayudarnos a hacer frente a los peligrosos cambios climáticos y medioambientales. Sin embargo, eso sólo ocurrirá si actuamos con fuerza para reorientar la dirección del cambio tecnológico hacia la administración planetaria y la innovación responsable."