Fuente: The Guardian - Por Jonathan Watts - Marzo 2018
Más de 3.200 millones de personas ya están afectadas y el problema empeorará si no se actúa con rapidez, lo que impulsará la migración y los conflictos.
La degradación de la tierra está socavando el bienestar de dos quintas partes de la humanidad, aumentando los riesgos de migración y conflicto, según la evaluación mundial más completa del problema realizada hasta la fecha.
El informe, respaldado por la ONU, subraya la urgente necesidad de que los consumidores, las empresas y los gobiernos pongan freno al consumo excesivo -en particular de carne vacuna- y de que los agricultores se abstengan de convertir los bosques y los humedales, según los autores.
Con más de 3.200 millones de personas afectadas, este es ya uno de los mayores problemas ambientales del mundo y empeorará si no se toman medidas correctivas rápidas, según Robert Scholes, copresidente de la evaluación de la Plataforma intergubernamental científico-normativa sobre diversidad biológica y servicios de los ecosistemas (IPBES). "A medida que la base de la tierra disminuye y las poblaciones aumentan, este problema se hará más grande y más difícil de resolver", dijo.
El estudio del IPBES, lanzado en Medellín el lunes tras la aprobación de 129 gobiernos nacionales y tres años de trabajo de más de 100 científicos, tiene como objetivo proporcionar una base de conocimiento global sobre una amenaza menos conocida que el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, pero estrechamente relacionada con ambos y que ya tiene un importante impacto económico y social.
La creciente sensación de alarma se hizo patente el año pasado cuando los científicos advirtieron que se estaba perdiendo suelo fértil a un ritmo de 24.000 millones de toneladas al año, debido en gran medida a las prácticas agrícolas insostenibles.
La nueva evaluación va más allá al examinar la pérdida de vegetación, la tala de bosques, el drenaje de humedales, la conversión de pastizales, la expansión urbana y la contaminación, así como la forma en que estos cambios afectan a la salud, la riqueza y la felicidad humanas.
Basándose en más de 3.000 fuentes de conocimientos científicos, gubernamentales, indígenas y locales, los autores estiman que la degradación de la tierra cuesta más del 10% del PIB mundial anual en servicios de los ecosistemas perdidos, como el secuestro de carbono y la productividad agrícola. Dicen que puede aumentar los riesgos de inundaciones, deslizamientos de tierra y enfermedades como el Ébola y el virus de Marburgo.
También hay implicaciones geopolíticas. Los autores citan pruebas de una fuerte asociación entre la degradación de la tierra, la migración y la inestabilidad. En las regiones de tierras secas, los años de lluvias extremadamente bajas se han asociado con un aumento de hasta el 45% en los conflictos violentos. En función de las medidas adoptadas por los gobiernos para hacer frente al cambio climático y al deterioro de la calidad del suelo, los autores estiman que entre 50 y 700 millones de personas podrían verse obligadas a abandonar sus hogares para el año 2050. Es probable que las zonas más afectadas sean las franjas secas del sur de Iraq, Afganistán, África subsahariana y el sur de Asia.
Para contrarrestar esto, los autores piden que se coordine entre los ministerios para fomentar la producción sostenible y que se eliminen los subsidios agrícolas que promueven la degradación de la tierra. Instan a los consumidores a reducir los desechos y a ser más cuidadosos con lo que comen. Las verduras tienen un impacto mucho menor en la tierra que la carne de vacuno. Se alienta a los agricultores a aumentar la productividad en lugar de despejar más tierras. Se aconseja a las empresas y a los gobiernos que aceleren los esfuerzos para rehabilitar las tierras. Ha habido varios proyectos exitosos en la meseta de Loess en China, en el Sahel y en Sudáfrica.
Según el informe, los argumentos económicos a favor de la restauración de la tierra son sólidos, ya que los beneficios (como los puestos de trabajo y el gasto empresarial) son 10 veces superiores a los costos y hasta tres veces superiores al precio de la inacción. Pero en la mayoría de las regiones, el trabajo de recuperación está atrasado. Los gobiernos nacionales no están cumpliendo con el compromiso mundial de lograr una degradación neutral de la tierra para 2030.
Los participantes compararon la degradación de la tierra con la crisis financiera de 2008. "En aquel entonces, la gente pedía prestado más dinero del que podía devolver. Ahora estamos pidiendo prestado a la naturaleza a una tasa que es muchas veces más alta de lo que el mundo puede sostener. Llegará el día del juicio final", dijo Christian Steel, director de Sabima, una ONG noruega dedicada a la biodiversidad. En Europa, dijo, la industrialización de los bosques y la agricultura está degradando la tierra. "También estamos importando más alimentos y, al hacerlo, desplazando el impacto de nuestro consumo. Nos estamos engañando a nosotros mismos. El desastre no golpea de repente como en una película de Hollywood. Ya está ocurriendo gradualmente."
La acción se ha visto frenada por la falta de conciencia del problema y el abismo a menudo amplio entre los consumidores y los productores. En el informe se señala que muchos de los que se benefician de la sobreexplotación de los recursos naturales se encuentran entre los menos afectados por los efectos negativos directos de la degradación de las tierras y, por lo tanto, tienen menos incentivos para adoptar medidas.
"Esto es extremadamente urgente", dijo otro de los copresidentes, Luca Montanarella. "Si no cambiamos los estilos de vida, los hábitos de consumo y la forma en que usamos la tierra, tarde o temprano vamos a destruir este planeta. Buscar otro no es una opción".
La evaluación de la degradación de la tierra es la última de una serie de estudios mundiales recientes que ponen de relieve el deterioro del hogar de la humanidad. En 2016, el IPBES destacó la desaparición de los polinizadores del planeta, que son vitales para la producción agrícola. Recientemente, publicó un estudio sobre la biodiversidad mundial que advirtió que la destrucción de la naturaleza por parte del hombre está erosionando rápidamente la provisión de alimentos, agua y seguridad para miles de millones de personas.
Por otra parte, las Naciones Unidas publicaron la semana pasada un estudio sobre el agua a nivel mundial que prevé que más de la mitad de la población humana podría tener dificultades para asegurar el suministro de agua potable, para cocinar y para el saneamiento durante al menos un mes al año para el año 2050, como resultado de la contaminación, el cambio climático y el aumento de la demanda.