Fuente: The Guardian - Por Suzanne Moore
No habrá vuelta a la "normalidad". Nuestro apreciado concepto de trabajo es cada vez más un sin sentido - el futuro pertenece a aquellos que entiendan las artes de la vida N.T: se sintetizó el artículo quitándole las referencias políticas locales. Todo ha cambiado y tenemos que prepararnos para la nueva normalidad. El encierro no terminará pronto. No hay una elección sencilla entre salvar vidas y salvar la economía; las dos están entrelazadas. No hay vuelta atrás a AC: Antes de la Corona. Algunos de nosotros lo sabíamos desde el primer día, otros todavía están en la negación. Existe la inconfundible sensación de que se avecina un cambio monumental en nuestra forma de vida, de una forma u otra, un cambio que ha estado latente durante mucho tiempo. Los que estamos en los países ricos hemos intentado empujar la emergencia climática hacia el futuro, pero ahora nuestro dinero no nos salvará. Nuestra vulnerabilidad podría hacerlo. Pero esto requiere humildad. La idea de que Boris Johnson "se reponga" en su trabajo es tan absurda como pensar que la economía "se repondrá". Macron articuló esta sensación de shock hace unos días cuando dijo: "Este no es un momento para caer en una ideología cómoda. Tenemos que salir de los caminos trillados, reinventarnos, encontrar nuevas formas de vivir, y no menos importante, yo mismo". Algunas de las nuevas formas de vida están empezando a surgir, pero hay una profunda resistencia al hecho de que pueden ser permanentes. A diario vemos cómo el Covid-19 ha hecho visibles las desigualdades existentes de espacio, clase, etnia y género, pero a diario vemos también nuevas divisiones. Existe la división entre los que pueden trabajar en casa y los que no, ya sean cirujanos o peluqueros. Están aquellos que encuentran consuelo en sus mundos internos y son capaces de tratar este tiempo como ocio, incluso con ingresos limitados, y aquellos que están solos y completamente a la deriva. Hay signos de renovación o reinvención de muchos jóvenes cuyas vidas están en suspenso, pero que se las arreglan increíblemente bien en las circunstancias, y de pequeñas empresas locales que se han adaptado muy rápidamente cómo pueden. Pero la rigidez se encuentra en casi todas las grandes instituciones, desde el gobierno y la UE hasta las grandes empresas y gran parte de nuestro establishment cultural. Hay poca agilidad ahí, sólo un anhelo fantasioso de volver a la "normalidad". Muchos parecen aferrarse a un preciado concepto de trabajo que cada vez carece de sentido. Algunas personas siguen trabajando muchas horas mientras que como sociedad nos enfrentamos a un desempleo masivo. Sea lo que sea que la gente esté haciendo en el Zoom todo el día, parece que siguen siendo productivos, así que seguramente nunca más tendrán que ir a una oficina. Muchos viajes sin sentido pueden detenerse; la gente tendrá que admitir que la mayoría de las veces van a trabajar para escapar de casa. No hay nada malo en esto, pero reinventarse a sí mismo requiere un grado de honestidad. De hecho, una de las cosas más difíciles de esta crisis es que todos tenemos que vivir con las decisiones que hemos tomado, ya sea por nuestra cuenta o en pareja, con o sin hijos. Lo cotidiano, sin otras distracciones, es la crisis existencial atomizada. ¿Esta es mi vida? ¿Qué es lo que ha pasado? Si trabajamos menos, obviamente consumimos menos, y hace tiempo que sabemos que esto es lo que tenemos que hacer para evitar la crisis climática. ¿Necesitamos todas estas cosas? ¿Ropa y zapatos? ¿Necesitamos que la gente nos diga el color de la próxima temporada? ¿Necesitamos cocineros que hagan berrinches en nuestras pantallas de televisión? ¿Necesitamos un sinfín de consejos sobre el estilo de vida de las celebridades? Bueno, no. Necesitamos cadenas de suministro más pequeñas cuando se trata de nuestra agricultura. Necesitamos contacto con otras personas. Mejor tecnología. Hace tiempo que se nos advirtió que casi la mitad de nosotros perdería su trabajo por el auge de la IA; por una razón muy diferente, este futuro ha llegado. Esto será claramente difícil. La pandemia mata a algunas personas rápidamente, pero matará a otras lentamente, a través de la pobreza. En 1930, cuando la Gran Depresión se puso en marcha, John Maynard Keynes escribió en su encantador ensayo Posibilidades Económicas para Nuestro Nietos, acerca de "la dolorosa readaptación entre un período económico y otro". Miro a la cultura para guiarnos, pero sólo veo una prisa por streamear todo en medio del luto por la pérdida de la actuación en vivo. Esta es la misma parálisis que se ha evidenciado en el mundo de las artes en los últimos años, durante los cuales lo único que tenían que decirnos era que Brexit era malo. El pensamiento innovador es ahora tan difícil de conseguir como la levadura. Tal vez sea demasiado pronto para considerar todo esto. La crítica justificada a nuestro gobierno no altera el hecho de que somos un estado unipartidario en un futuro previsible, por lo que nuestro renacimiento social debe venir desde abajo. No será de arriba hacia abajo. Podemos respirar el aire más limpio mientras perdemos el jardín del pub y podemos hacer un balance. Keynes se preguntaba sobre el desafío del tiempo libre. "Mientras tanto, no habrá ningún daño en hacer leves preparativos para nuestro destino, en alentar y experimentar en las artes de la vida así como en las actividades de sentido." El pasado ha estado lleno de objetivos y actividad y de mantenernos ocupados. Mucho de ello es ahora redundante. El futuro pertenece a aquellos que entienden las artes de la vida. Es un gran pedido, casi como reinventar la rueda - pero ese tiempo ha llegado.
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