Fuente: Jounal Plos Biology - Abril 2018
Autores del Paper: Franck Courchamp, Ivan Jaric, Céline Albert, Yves Meinard, William J. Ripple, Guillaume Chapron...
"Revelamos que el estado de conservación de las diez especies más queridas es grave, mientras el público lo ignora. Suponemos que esta paradoja de "amado pero ignorado" puede provenir de un desajuste entre la presencia virtual y la presencia natural de estas especies en particular".
Resumen de la investigación
Una opinión generalizada es que los esfuerzos de conservación benefician desproporcionadamente a las especies carismáticas. Sin embargo, esto no significa que no estén amenazadas, y sigue sin estar claro qué especies son "carismáticas". Aquí, identificamos los 10 animales más carismáticos y mostramos que están en alto riesgo de extinción inminente en la naturaleza. También encontramos que el público ignora la situación de estos animales y sugerimos que podría deberse a la percepción sesgada observada de su abundancia, basada más en su profusión en nuestra cultura que en sus poblaciones naturales. Tenemos la hipótesis de que esta percepción sesgada perjudica los esfuerzos de conservación porque las personas no son conscientes de que los animales que aprecian se enfrentan a una extinción inminente y no perciben su urgente necesidad de conservación. Al utilizar libremente la imagen de especies raras y amenazadas en la comercialización de sus productos, muchas empresas pueden participar en la creación de esta percepción sesgada, con efectos perjudiciales no deseados en los esfuerzos de conservación, que deberían compensarse canalizando parte de los beneficios asociados a la conservación. Según nuestra hipótesis, es probable que esta percepción sesgada perdure mientras la masiva presencia cultural y comercial de las especies carismáticas no vaya acompañada de campañas de información adecuadas sobre las amenazas inminentes a las que se enfrentan.
Figura A) declive de las especies y Figura B) percepción del público sobre si la especie está en vías de extinción
A) Recientes y dramáticos descensos de los animales más carismáticos. Se tiene en cuenta el tiempo, pero no la fecha, lo que explica que todas las trayectorias tengan el mismo origen. Las líneas largas y empinadas indican un gran descenso a un ritmo elevado. Los iconos representan poblaciones. El lobo no está representado y 4 subespecies de jirafas están representadas. Las disminuciones son las siguientes:
tigres: más del 55% en los últimos 20 años [7];
leones africanos: 54% en los últimos tres decenios [40];
elefantes africanos: más del 20% en menos de 10 años [41];
elefantes de la sabana: más del 30% entre 2007 y 2014 [42];
elefantes de los bosques de África central: 62% entre 2002 y 2011 [14];
elefante asiático: más del 50% en 65 años [15,16];
jirafas: 38% en los últimos 30 años [17];
jirafas masai (Giraffa camelopardalis tippelskirchi): 52% en 35 años [17];
jirafas reticuladas (G. c. reticulata): 80% en 25 años [17];
jirafas nubias (G. c. camelopardalis): 97% en 35 años [17];
leopardos: más del 30% en 8 años [19];
guepardos: más del 30% en los últimos 15 años [24,25]; osos polares del sur del Mar de Beaufort: 63% entre 2004 y 2010 [43,44];
gorilas de Grauer: 77% en menos de 20 años [45];
gorilas de tierras bajas occidentales: casi 60% en 30 años [30].
B) Porcentaje de respuestas incorrectas a la pregunta "¿Está esta especie en peligro de extinción?", que reflejan un conocimiento sesgado del estado de conservación de la especie más carismática.
Una de las dificultades a las que se enfrentan los esfuerzos de conservación de las especies amenazadas es la falta de un fuerte apoyo y movilización del público. Mientras que la disminución de la biodiversidad no muestra signos de disminución, la movilización pública no ha aumentado con la gravedad de esta crisis. Por ejemplo, 20 millones de estadounidenses salieron a las calles para manifestarse en el primer Día de la Tierra en 1970, pero no se han visto niveles de movilización similares en el siglo XXI. Esta sorprendente discrepancia entre la necesidad de una movilización mundial para evitar la extinción de las especies y la falta de ella podría deberse en parte a la desconexión del público en general de la naturaleza [1], porque muchas especies y ecosistemas en peligro de extinción tienen un atractivo limitado para el público en general. Aquí, argumentamos que el problema proviene de raíces más profundas, porque incluso los animales salvajes más carismáticos sufren del mismo predicamento. Mostramos que, paradójicamente, las especies más carismáticas siguen estando gravemente amenazadas, y más bien sin saberlo por el público en general, situación que ha empeorado dramáticamente en las últimas décadas a pesar de la masiva presencia cultural y comercial.
El concepto de especie carismática está muy difundido en la literatura sobre conservación y se refiere a las especies que atraen el mayor interés y empatía del público [2]. En consecuencia, las especies carismáticas suelen considerarse privilegiadas por haber disfrutado del grueso de los esfuerzos de conservación [3]. Por lo tanto, la conservación de las especies carismáticas se da a menudo por sentada, y en consecuencia la bibliografía hace hincapié en la necesidad de ir más allá de las especies carismáticas para conservar otras más discretas [4] e incluso para desplazar el enfoque de la conservación hacia unidades más integradoras y menos visibles para el público en general, como los ecosistemas o las funciones de los ecosistemas [5]. Utilizando cuatro métodos diferentes, establecimos la clasificación de las 10 especies más carismáticas para el público y revisamos su estado de conservación y el conocimiento público del mismo. Revelamos que el estado de conservación de las diez especies más carismáticas es grave, mientras que el público lo ignora. Suponemos que esta paradoja de "amado pero ignorado" puede provenir de un desajuste entre la presencia virtual y la presencia natural de estas especies en particular. Sostenemos que las representaciones de las especies carismáticas en los medios comerciales, artísticos y culturales actúan como poblaciones virtuales y abundantes que compiten por la atención del público con las poblaciones reales amenazadas. La ventaja competitiva de las poblaciones virtuales refuerza la percepción de que las poblaciones naturales no están amenazadas y puede, paradójicamente, disminuir los esfuerzos de conservación necesarios y, en consecuencia, acentuar el riesgo de extinción de estas especies más apreciadas por el público en general. Proponemos un mecanismo por el cual estas poblaciones virtuales no competirían con las especies amenazadas sino que las beneficiarían mediante un mecanismo de pago representado por tasas por derechos de uso con fines comerciales.