Por Climaterra - Mayo 2020
Las estadísticas de las cosas que tiramos o destruimos sin consumir o usar son desquiciantes.
Cuando miramos los niveles escalofriantes de desperdicios de un sistema económico supuestamente basado en la "racionalidad humana", al mismo tiempo que hay hambre, pobreza extrema, destrucción de ecosistemas, desaparición de especies, uno no puede dejar de asombrarse, de amargarse, de indignarse y de preguntarse, ¿qué más necesitamos para hacer para que tomemos conciencia y para hacer que esta locura se detenga? ¡Estamos generando emisiones de CO2, consumiendo recursos, destruyendo ecosistemas por nada! ¡para tirarlo a la basura! ¡Ni siquiera consumimos lo que producimos! ¡ni siquiera consumimos lo que matamos!
Más que una sociedad de consumidores racionales, como le gusta a la "ciencia económica" definirnos, somos una sociedad de desperdiciadores seriales irracionales. Tan irracionales, que en esta locura en la que estamos embarcados, estamos poniendo nuestra propia supervivencia en riesgo.
¿Y para qué? sólo para que un pequeño grupo se beneficie?
Acá van SOLO ALGUNOS de los desperdicios del sistema:
- ALIMENTOS CULTIVADOS
Tiramos casi un tercio de los alimentos que cultivamos, el 28% por ciento de la superficie agrícola del mundo- se usa anualmente para producir alimentos que se pierden o desperdician. Esto en un contexto de 800 millones de personas que sufren de hambre, de talas masivas de nuestras selvas y bosques para extender la frontera agrícola, y de suelos cada vez más desertizados. El volumen mundial de despilfarro de alimentos se calcula en 1 600 millones de toneladas en el "equivalente de productos primarios". El despilfarro total de los alimentos para la parte comestible de este volumen equivale a 1 300 millones de toneladas.
El volumen total de agua que se pierden o desperdician equivale al caudal anual del río Volga en Rusia, o 3 veces el volumen del lago de Ginebra.
Las consecuencias económicas directas del despilfarro de alimentos (excluyendo el pescado y el marisco) alcanzan los 750 millones de dólares EEUU anuales.
-PESCA
¡Al año se tiran 10 millones de toneladas de lo ya pescado al mar! Y puede ser aún más. ¿El motivo? muchas veces los buques factorías pesqueros tienen sus bodegas llenas de un tipo de pescado, pero si encuentran otra especie de mayor valor tiran la que tenían guardada. Así, sin más.
Y no tiran más cantidad (veníamos de tirar 18 millones de toneladas!) porque los mares se están quedando sin peces.
- MODA
La industria de la moda, la segunda más contaminante, directamente quema o destruye los productos que no vende: por ejemplo en 2016, H&M (gigante sueco de la moda) quemó 19 toneladas de ropa de remanentes en una central térmica de la ciudad de Västerås. Ese mismo año, H&M Dinamarca incineró 9,6 toneladas de prendas de vestir, el equivalente a 25.000 pares de vaqueros. ¿Cuántas toneladas se quemaron en Alemania? Y en Estados Unidos, no lo sabemos.
La firma de ropa de lujo Burberry quemó productos por 33.7 millones de dólares.
- BASURA ELECTRONICA
En basura electrónica el mundo desperdicia US$62.500 millones cada año. Según la ONU, el mundo generó 48,5 millones de toneladas de basura electrónica en 2018, una cifra que equivale al peso de todos los aviones jamás construidos o de 4.500 torres Eiffel. Solamente el 20% de esos residuos son reciclados y, si nada cambia, la ONU estima que podrían haber hasta 120 millones de toneladas de chatarra electrónica en 2050.
Para sumar indignación al asunto, los países ricos se desprenden de su basura electrónica enviándola a países africanos contaminando sus ecosistemas.
-DESTRUCCION DE MILLONES DE PRODUCTOS NUEVOS
Estos son sólo algunas de los hechos que han trascendido de destrucción de productos nuevos, que se multiplican por todo el sistema:
Amazon destruye millones de artículos nuevos, incluyendo televisores, equipos de cocina, libros y pañales que no puede vender, TODO NUEVO. Camiones cargados de productos, muchos de ellos todavía en su embalaje, son arrojados en vertederos o incinerados. Esto fue revelado por investigadores encubiertos que filmaron en secreto en uno de los enormes almacenes de la compañía . No existen estimaciones a nivel de la UE sobre la cantidad de bienes de consumo que se destruyen cada año, pero los gobiernos de Francia y Alemania han citado recientemente estimaciones tan diferentes como 630 millones de euros (689 millones de dólares) en Francia en 2014 y 7.000 millones de euros en Alemania en 2010.
En Canadá por ejemplo, donde hay incentivos fiscales para que las empresas destruyan lo que no se vende, se encontraron ropa de bebé y de niños, juguetes, zapatos de la marca Carter's Oshkosh.no sólo en la basura, sino cortados para que no pudieran usarse.
MUEBLES y OBJETOS DEL HOGAR
Hubo un tiempo que los muebles solían durar toda la vida y pasarse de generación en generación. Las renovaciones de las casas solían consistir en cambiarlos de lugar, retapizarlos o pintarlos. Pero hace algunas décadas los objetos del hogar y los muebles pasaron a estar sujetos a la moda. Y gracias a IKEA y a otras cadenas de producción de objetos de diseño en masa, hoy se tiran muebles cómo si fueran nada. Esto ayudado por un método de producción completamente robotizado, la inclusión del plástico o de maderas de dudosa procedencia que permite precios cada vez más bajos (porque no se incluyen los costes ambientales). Por ej. la estantería denominada Billy de Ikea, es hecha por robots a un ritmo de uno cada tres segundos. Desde su lanzamiento en 1978, su precio ha bajado alrededor de un tercio. Algunas estadísticas de sólo 2 países industrializados:
- Sólo en USA, la Agencia ambiental calcula que 9 millones de toneladas de muebles termina en la basura.
- 22 millones de muebles son tiradas anualmente en el Reino Unido
- Un tercio de la población británica tira muebles que podrían haber sido donados o reciclados
- Los mayores de 55 años eran mucho menos propensos a deshacerse de artículos que los de 16 a 24 años (21% vs. 45%) - Casi la mitad de los londinenses (45%) han tirado muebles de buena calidad, artículos eléctricos y artículos para el hogar