Fuente: Science Daily en base a Sociedad Geológica de América - 1 de junio de 2020
Un mensaje común que se utiliza para transmitir la gravedad del cambio climático al público es: "¡Los niveles de dióxido de carbono son más altos hoy de lo que han sido en los últimos un millón de años! Este nuevo estudio utilizó un método novedoso para concluir que los niveles actuales de dióxido de carbono (CO2) son en realidad más altos de lo que han sido en los últimos 23 millones de años.
El equipo utilizó los restos fosilizados de antiguos tejidos vegetales para producir un nuevo registro de CO2 atmosférico que abarca 23 millones de años de historia terrestre ininterrumpida. Han demostrado que a medida que las plantas crecen, la cantidad relativa de los dos isótopos estables del carbono, el carbono-12 y el carbono-13, cambia en respuesta a la cantidad de CO2 en la atmósfera. En base a esto pudieron calcular la concentración de CO2 de la atmósfera bajo la cual crecieron las plantas antiguas.
Además, la nueva "línea de tiempo" de CO2 de Schubert y sus colegas no reveló ninguna evidencia de ninguna fluctuación en el CO2 que pudiera ser comparable al aumento de CO2 de hoy en día, lo que sugiere que la abrupta alteración del efecto invernadero de hoy en día es única en la historia geológica reciente.
Otro punto, importante para los lectores de geología, es que debido a que los grandes cambios evolutivos que se han experimentado en los últimos 23 millones de años no fueron acompañados por grandes cambios en el CO2, quizás los ecosistemas y la temperatura podrían ser más sensibles a los pequeños cambios en el CO2 de lo que se pensaba anteriormente. Por ejemplo: El sustancial calentamiento global del Plioceno medio (hace 5 a 3 millones de años) y del Mioceno medio (hace 17 a 15 millones de años), que a veces se estudia como una comparación para el actual calentamiento global, se asoció sólo con modestos aumentos de CO2, sin embargo los efectos fueron masivos.
Queda la incógnita de cómo impactará a la evolución este cambio drástico en el CO2.