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¿Por qué necesitamos diseñar como la vida?


Delta del Río Paraná - Argentina

Por Daniel Christian Wahl - 16 de septiembre de 2018

Autor del libro Designing Regenerative Cultures, aclamado internacionalmente.


Nosotros somos vida. Todo lo que hacemos forma parte del todo vivo y transformador en el que participamos.


La vida es un proceso planetario que se manifiesta en una diversidad de especies y en la diversidad dentro de las especies. Pero va más allá.


Somos participantes conscientes y expresiones de un planeta vivo en el que las fronteras entre lo que se considera materia inanimada y seres vivos son fluidas. Tales distinciones son instantáneas en el tiempo, un tanto arbitrarias, de una forma particular de ver la vida y de trazar los límites de los sistemas para dar sentido a nuestra participación en la transformación de la totalidad.


Desde una perspectiva dinámica y participativa de la totalidad -la vida, la naturaleza, Gaia, el Universo en transformación-, los límites entre lo vivo y lo supuestamente no vivo son difusos en la mayoría de los casos, o no existen en absoluto. Desde esa perspectiva, tales fronteras son producto de una forma particular en que la totalidad se da sentido a sí misma en la conciencia.


La separación entre naturaleza y cultura es producto de nuestra imaginación, al igual que la separación entre mente y cuerpo, conciencia y materia, yo y mundo, teoría y práctica. Desde una comprensión verdaderamente participativa de la realidad, todo es natural.


¿Qué aporta este cambio de perspectiva a nuestra forma de ver la tecnología, la cultura y a nosotros mismos?


Hemos estado diseñando desde la concepción errónea de que estamos separados de la naturaleza. Esta ilusión de separación ha creado una alienación que a su vez dio lugar a querer predecir, controlar y manipular mejor la naturaleza como algo que está ahí fuera.


Empezamos a crear diseños que favorecían nuestra capacidad de ejercer poder sobre la naturaleza en respuesta a la escasez percibida, en lugar de diseños que favorecieran nuestra capacidad de crear poder-con y capacidad de co-crear abundancia.


No debemos limitarnos a aprender humildemente del resto de la naturaleza, sino aprovechar nuestro potencial para diseñar como la naturaleza.


El verdadero codiseño con la comunidad de la vida siempre está al servicio de la continuación de la exploración evolutiva de la novedad y la creatividad.


Si la alienación y la separación percibidas nos han llevado a crear tecnologías de poder-sobre y poder-contra. ¿Y si empezáramos a rediseñar el uso de esas tecnologías y creáramos otras nuevas que realmente sirvieran al poder-con y estuvieran motivadas por nuestro amor innato por la vida?


La biofilia puede convertirse en el motor de una revolución del diseño biomimético que -a nivel de biomimetismo sistémico- nos ayude a crear condiciones propicias para la vida, que es uno de los sellos distintivos de las culturas regenerativas.

Manual Biomimicry en español - aquí

Para hacerlo con eficacia, tenemos que buscar la alineación con el resto de la vida. Tenemos que ver nuestra comunidad de vida más amplia como una fuente de inspiración para rediseñar la presencia humana y su impacto en la Tierra, de ser con demasiada frecuencia destructiva y degenerativa a ser restauradora y regenerativa.


El visionario científico del diseño R. Buckminster Fuller resumió así el reto de diseño de la humanidad para el siglo XXI:


"Hacer que el mundo funcione para el 100% de la humanidad en el menor tiempo posible, mediante la colaboración espontánea sin ofensa ecológica ni desventaja para nadie".


El peligroso caos climático se está extendiendo por todo el mundo y nos enfrentamos a una ventana de oportunidad que se está cerrando para evitar un cambio climático catastrófico irreversible. Nuestra última oportunidad, nuestra elección entre la transformación o el olvido, es unirnos como una especie madura dispuesta a diseñar como vida y comprometida con la creación de condiciones propicias para toda la vida.


Afortunadamente, se está produciendo una confluencia cada vez más rápida entre las personas que trabajan por la restauración de las funciones saludables de los ecosistemas, el cambio hacia la re-regionalización de la producción y el consumo en la transición hacia economías de biomateriales circulares, los diversos enfoques de la práctica regenerativa en la economía, los negocios, la agricultura, el diseño comunitario y la planificación urbana y biorregional, y aquellos que promueven la comprensión de que existe una profunda conexión entre la salud individual, comunitaria, de los ecosistemas y del planeta.


¡Estamos aprendiendo a diseñar como la vida! Estamos aprendiendo a crear condiciones propicias para la vida. Nos estamos embarcando en un rediseño salutogénico -generador de salud- de la presencia humana en la Tierra. Diseñar como vida significa diseñar para la salud humana y planetaria. Diseñar como vida significa diseñar para la regeneración social, ecológica, económica y cultural.


La medida en que un diseño promueve la salud y la regeneración planetarias es una medida de diseño bueno y apropiado. Estamos iniciando el proceso de facilitar la aparición de diversas culturas regenerativas en todas partes.


La medida de nuestro éxito a la hora de diseñar como la vida será el modo en que estas culturas se expresen en soluciones elegantes y cuidadosamente adaptadas a las condiciones bioculturales únicas y dinámicamente cambiantes de los lugares que habitan.


¡Es hora de diseñar como la vida! Como vida, ¡somos capaces de co-crear condiciones propicias para la vida! Esa es la promesa de la regeneración naciente.





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