Fuente: The Guardian - Julio 2017
Las investigaciones muestran que gastar algo de dinero puede aumentar la sensación de placer, pero depende de en quién lo gastes... un regalo puede ser bueno tanto para el que lo da como para el que lo recibe.
De acuerdo con un creciente conjunto de pruebas, parece que el dinero da felicidad. Pero lo que nos hace realmente felices no es comprarnos el último iPhone, sino gastar nuestro dinero en otras personas. En un estudio publicado la semana pasada sobre el vínculo entre la generosidad y la felicidad, los investigadores de la Universidad de Zurich dividieron a 50 participantes en dos grupos y les pidieron que se comprometieran públicamente a gastar una dotación mensual. A un grupo se le pidió que gastara 25 francos suizos a la semana en regalos o salidas para otras personas, y al segundo grupo se le pidió que lo gastara en sí mismos. Los niveles de felicidad se midieron en una escala subjetiva antes y después de los compromisos. Los del primer grupo que se comprometieron generosamente aumentaron su felicidad más que el grupo que planeaba comprarse regalos.
Los participantes se sometieron a una resonancia magnética para ver qué partes del cerebro estaban más activas durante los actos generosos. Durante la exploración, se pidió a los participantes que calcularan cómo les gustaría gastar el dinero en una persona de su elección. Algunas de las opciones implicaban que los participantes debían pagar extra de su propio bolsillo para dar un regalo. Por ejemplo, se les dijo que tendrían que pagar 20 francos para que el destinatario de su generosidad recibiera 15 francos. Hay una parte del cerebro - la unión temporo-parietal - que los neurocientíficos dicen que está asociada con la generosidad, así como una vinculada con la felicidad - el estrato ventral. Cuando la gente tomó decisiones generosas en este estudio, ambas áreas del cerebro mostraron una mayor actividad. Los investigadores concluyen que sus hallazgos tienen importantes implicaciones para todos nosotros.
La solución
Es la naturaleza humana, según las pruebas, ser generoso, aunque, cuando se nos pregunta en las encuestas, asumimos que el interés propio es una emoción más fuerte. Pero, resulta que tal interés propio no nos hace tan felices como dar a los demás. Los estudios en los que se ha dado a la gente sobres de dinero para gastar muestran que aquellos que gastaron una proporción de él en un regalo, o dieron algo a la caridad, se sintieron más felices que aquellos que lo gastaron en un regalo para ellos mismos o en una factura que tenían que pagar. Un estudio de niños pequeños encontró que incluso los niños pequeños se sentían más felices dando en lugar de recibiendo regalos. Otros estudios muestran que el voluntariado aumenta la felicidad.
En una investigación en la que se examinaron datos de encuestas realizadas en 136 países se comprobó que el gasto en los demás tiene un "efecto causal constante en la felicidad". Esto era cierto en toda una serie de culturas y economías. La mejor noticia es que no hay que dar mucho para sentir los beneficios. Y está moralmente bien dar sólo porque te hace más feliz.